La rosa que crecía en la urna de cristal
se ha marchitado dejando un cadáver seco
En su lugar, los insectos se apelotonan
devorando la vida que quedaba en ella
De los pétalos, en su tiempo rojizos
solo quedan manchas de tonos pardos
De las espinas, antes peligrosas
solo hay una sombra grabada en el plato
La rosa que crecía en una urna de cristal
ha muerto en silencio sin llamar la atención
En su lugar, un vacío que no se siente
en el vidrio marcado con permanentes
Del dulce aroma de primavera, antaño revitalizante
solo queda el hedor de la muerte
Del verde tallo y de sus hojas, en el pasado brillantes
solo quedan en un montón las quemadas cenizas...
La rosa que crecía en aquella urna de cristal
ha muerto y en su lugar yace otra
Una rosa blanca que ennegrece entre los brillos
en el mosaico cíclico se marchita
La rosa que crecía en la urna de cristal
se ha marchitado dejando un cadáver seco
y así...es como vuelve al comienzo
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