Una aguda aguja lentamente clavada en mi estómago
revuelve mis entrañas, despacio
en un tortuoso movimiento desintencionado
Un destrozo cautivo en una jaula de mimbre
un puñal atrapado en un órgano palpitante
desquebraja desde dentro los músculos sangrantes
El bombeo empeora una herida inevitable
el hilo de sutura se quema y se deshace
el destrozo empeora en el tiempo
Incapaz de aprovechar cada momento perdido
No encuentro oración que me alivie
y mis entrañas se pudren
No es ahora el tiempo que se olvida
ni el rostro mutilado por los golpes antaño recibidos
No es ahora, no es nunca, no es siempre
El desastre que tiene lugar en mi mente...
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