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lunes, 9 de mayo de 2011

Capitulo 5: ¿Definición de desastre? Mi primera misión


El paisaje pasaba rápido debido a la velocidad del tren, apoyé mi frente contra el cristal y suspiré hondo.

Mi primera misión y consistía en evaluar los daños de un tornado en las regiones del sur. El gobierno tenía gente para hacer esas cosas… ¿Por qué narices me toca ir a mí?

-Eres la alquimista aérea.-Me dijo Ezer con una sonrisa socarrona.-Debes saber más que nadie en el asunto-

Maldito Ezer, maldito Roy Mustang, Maldito gobierno en general. El caso es tocar la moral.

El tren dio un frenazo, dando la señal de que quedaban menos estaciones para llegar al destino final, mi cabeza golpeó el cristal y yo me llevé las manos al golpe, esta vez maldiciendo al mundo.

Decidí dejar de apoyarme en la ventanilla y me hundí en el asiento suspirando de nuevo, cogí el reloj de plata que colgaba de mi corsé y lo abrí, mirándolo detenidamente.

-Yo quería utilizar mis habilidades con el fin de ayudar a las personas, pero me mandan a ver miseria.

No me agradaba mucho la idea, pero aquella cara de Ezer de “se que te vas a negar…” me crispaba y acepté la misión sin dudarlo.

El tren paró en, casi, mitad del campo y yo me levanté pesadamente. Avancé por el vagón hasta encontrar la puerta de salida y me dejé caer al suelo. Mis pies chocaron con la hierba y miré alrededor, no parecía que hubiese pasado ningún tornado por la comarca.

-Me han tomado el pelo.- Me dije a mi misma y empecé a caminar hacia ninguna parte.

Cuando debía llevar unos veinte minutos caminando me di cuenta de que me faltaba algo, me miré las manos y… ¡La bolsa de viaje! ¡Maldición!

Mientras regresaba a la “estación” a toda la velocidad que me permitían mis piernas, oía la irritante voz del capitán general murmurando en mi cabeza “Idiota”.

Y como es lógico, cuando llegué no había nada, una de dos o me habían robado…o, como tonta que soy, me lo había dejado en el tren.

¿Y ahora que hacía? A penas tenía el dinero para la vuelta, tendría que hacer todo el trabajo en lo que quedaba de día…y era bastante menos de lo que esperaba.

Cuando llegué a la ciudad, después de casi una hora caminando, me di cuenta de que el suelo estaba levantado y algunos edificios corrían peligro de derrumbamiento.

Entré lentamente, esquivé grietas y agujeros y algún ladrillo saltarín y finalmente llegué a la plaza. Solo puedo decir una cosa, cataclismo.

-¡Es un alquimista nacional!-Oí gritar en algún punto del lugar y, sin esperármelo, una lluvia de piedras se abalanzó sobre mi. No grité, pero salí a refugiarme. ¿Cómo diablos iba a hacer mi trabajo si la gente del pueblo me tiraba piedras?

-¿Qué les hice yo?- Pregunté al aire agazapada detrás de un cubo de basura.

-Realmente no hiciste nada.-Me asomé sigilosamente sobre el contenedor y me quedé mirando a la chica morena que sonreía ampliamente.-Lo que pasa es que tu gente no hace nada para ayudarnos.

-Pero a eso venía yo.- Me molesté y miré a la muchacha. -¿Y tú quién eres?

-Ah… Me llamo Lehua Whoster.-Su sonrisa me iluminó el al día que llevaba.-Bienvenida.

-Muy bienvenida no soy.-Dije sobándome la nuca.-La verdad es que no me esperaba este recibimiento.

Ella se rió, sus trenzas se agitaron en el aire y sus mejillas morenas se colorearon. Movió la cabeza ligeramente y miró hacia atrás.

-Aquí hay mucha gente de Ishbal y no se acostumbran todavía a la presencia del ejército-

Me encogí de hombros, la miré fijamente y torcí la cabeza.

-¿Tienes teléfono?-

-¡Claro!- Dicho por lo cual, se dio la vuelta y abrió una puerta que había a su derecha- ¡Pasa!-

Parecía tan alegre que me sorprendió, estaba oscuro pero el aparato para comunicarse a distancia era perfectamente visible.

Lo cogí casi desesperada y le di vueltas a la rueda para marcar el número. Esperé. Dio señal y sonreí para luego fruncir el ceño.

-¿Si? Teniente Ezer Lauffer al habla.-

-¡Ezer!- Grité.- ¡¿Dónde demonios me has mandado!?

-Ah…Gundenia, ya me preguntaba cuanto tardarías en llamar.-

-¡No te burles de mi!-Exclamé- ¡Responde!

Oí su risa, su irritante risa y yo me desesperé. Acabé colgando con brusquedad.

-Haré el informe de camino a casa.-Le dije a Legua. Sonreí y salí cubriéndome la cabeza de la lluvia de piedras…

1 comentario:

  1. Ya ni dices nada por si subes cosas o no al blog.
    Bueh... me lei la cosa, nada que reportar que no te haya dicho antes.
    Later~

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