Noah, no puedo dormir, Noah. Al cerrar los ojos solo puedo ver sangre, oscura sangre. La noche empieza a marcharse, Noah. Yo aún no he cerrado los ojos, puede que tenga miedo, tal vez, no estoy segura Noah. Sé que tú me cuidas ¿Verdad?
Como cada mañana entras y me miras silenciosamente. ¿Por qué te preocupas? Estoy bien, no soy una rosa en sus primeros días como flor, pero no he terminado de marchitarme. Te acercas y te agachas.
“Hoy la señorita tiene cara de fantasma”
¿Intentas tomártelo con humor? Porque no tiene gracia alguna, te mataría con la mirada y sabes que alguna vez me has tentado a hacerlo, con eso de que las armas humanas no te pueden matar sería fácil.
“Cállate”
Me miras, ¿Intentas parecer inocente? No lo consigues, sigues teniendo esa mirada de lobo hambriento a punto de devorar a su presa.
“¿La joven ama asistirá al baile de esta noche?”
Te miro, suspiro pesadamente, otra vez el Vizconde Druitt insiste para que asista a uno de sus estúpidos bailes.
“¿Para qué? Nunca se me ha dado bien bailar”
Ríes, te estas burlando sutilmente, tiendes la mano, estaba tan absorta que no me doy cuenta de que me has levantado.
“Eso tiene fácil arreglo, joven ama”
¿Qué hace Noah? ¿Por qué te mueves y tienes el atrevimiento de poner tu mano sobre mi cintura? Me siento como una muñeca de trapo.
“Debe colaborar, mi señora”
Eres demasiado alto, mi mano no alcanza bien tu hombro y me obligas a ir de puntillas. Poso la palma sobre tu pecho.
“Déjeme guiarla señorita, sólo déjese guiar”
Vueltas, vueltas, que torpe me siento, Noah. Tropiezo, te piso en varias ocasiones, pero tú no dejas de sonreír. Minutos, horas, no soy consciente del tiempo. Miro nuestros pies moviéndose al compás de un Vals sordo. Paras y yo siento despertar. Te quedas mirando el reloj de pared y me sueltas.
“¿Qué sucede, Noah?”
Me miras pero no me respondes, parece que me ignoras, te veo sacar un vestido del armario, lo dejas en la cama y me vuelves a mirar.
“La joven ama llegará tarde”
Te miro, no te entiendo, ¿Qué tiene de malo llegar tarde? No sería la única. No es eso lo que pasa ¿Verdad? Intentas desviar mi atención a otro detalle.
“Tampoco tengo muchas ganas de ir”
Vuelves a reír, tiras de las mangas de mi camisón, estoy desprotegida, ante ti. Pero no me miras, ni siquiera me tocas. Aún me sorprendo de tu habilidad, miro el corsé incrédula y automáticamente me apoyo en el escritorio. Tiras de las cuerdas pero pese a la presión, mi voz queda muda.
El tiempo pasa mientras me miro al espejo, fijando mi mirada en la estrella de trece puntas que adorna mi pecho. Es el símbolo de nuestro pacto, Noah. Es el sello que firma mi destino y tu cena.
Tarde, es tarde cuando me doy cuenta de que es la hora, la noche está despejada, resulta extraño debido a que hoy ha sido un día gris. El baile está animado y los invitados sonríen. Me siento extraña, Noah. Este no es ambiente para mí.
“Oh, triste golondrina que se asoma a la ventana”
Ya me está molestando de nuevo, Noah. El vizconde me da una extraña sensación de incomodidad. ¿Dónde estás, Noah?
“¿A qué viene esa melancólica mirada, golondrina? ¿Acaso no te agrada la fiesta?”
Quiero gritar que se largue pero no sale de mis pensamientos, la educación me presiona las cuerdas vocales.
“No se preocupe, la fiesta es una maravilla”
No quiero mirar a sus sucios ojos guiados por el poder y la lujuria, desvío la mirada al suelo.
“A parte de hermosa, pura de alma. ¿Cómo consienten que tan bella golondrina se encuentre tan sola? Tal pecado debiera enviar al causante de tu tristeza al mismo infierno”
Cómo me hubiese gustado contestarle en ese momento, tal vez incluso le habría abofeteado, entonces si habría sonreído
“Una golondrina que no baila en el cielo es una golondrina marchita, baile conmigo hermosa ave y yo curaré su tristeza”
Entre cierro los ojos y aparto la mano. ¿Acaso no te das cuenta de que me molestas? ¿Acaso, Idiota, no ves que te odio? ¿Qué te repudio? Márchate con dignidad ahora que puedes.
“No bailaré contigo”
Pareces sorprendido, tu cara está graciosamente desencajada. ¿No se lo esperaba, Vizconde Druitt?
“Ahora márchese y déjeme en paz”
No te permito que me toques. Noah, me gustaría que lo apartases de mi vista pero no hay tiempo, o lo soporto más. No aguanto estar con él. Me giro y huyo, Noah. ¿Por qué demonios persiste en seguirme? Bajando la escalera pierdo uno de los zapatos pero no voy a volver, no tengo más remedio que continuar cojeando. Pero de pronto dejo de tocar el suelo. Noah, me elevas, me sonríes y yo me aferro a ti para no caerme.
“¿Dónde estabas, Noah?”
Contestas únicamente con una sonrisa y un gesto.
“La joven ama perdió uno de sus zapatos. ¿Quiere que vaya a buscarlo?”
Estás desviando la conversación otra vez, típico de ti. Pero no me importa, sonrío y recuerdo un cuento, un simple cuento, Noah.
“No…Déjame ser la cenicienta solo por esta noche…”
----------------------------------------------------------------------------------------------------------
Dedico este capítulo a mi amigo Javi, que hoy cumple años.
todavia tengo que hacer mi descripcion de grace~
ResponderEliminarla tipa a la que aun no logro hacerle definicion clara xd
Me encantó la última frase. <3
ResponderEliminarY me encanta, dios mío. xD I'm your fan. :3
Y como ya te dije, se puede malpensar mucho. xD
Nah, está requetegenial.