Cuando el teléfono sonó me removí, era extraño, no esperaba llamada alguna. Noah, ¿Me lo das?, es para mi. Como todas las llamadas…pero normalmente te encargas tú, me extraña esa conducta. Te miro y tu te agachas para susurrarme un nombre: “Phantomhive”.
Cojo el teléfono, y me lo llevo a la oreja con lentitud, suspiro, no se que decir, tampoco puedo decir nada que no sea típico.
“Si, Al habla Grace Sylvester”
Tarda un rato en oírse algo, el golpe del teléfono me sobresalta y solo puedo tragar saliva.
“Soy Ciel Phantomhive”
No saluda, su voz es algo fría, ¿Qué quiere el perro de la reina de mi?
“¿A qué debo el honor de su llamada, Conde?”
Mi voz sueña extrañamente cínica.
“Solo quería preguntar como se encontraba”
Contesta, yo me extraño y me quedo callada durante un tiempo. Lo recuerdo. El conde Phantomhive era quien me perseguía en sueños.
“Estoy bien”
Contesto, oigo un golpe de nuevo.
“Disculpe Srta. Sylvester, el joven Conde ha tenido que salir rápidamente”
Esa voz es diferente, ¿Cómo se llamaba? Sebastián. Si, Sebastián era su nombre. No digo nada, no puedo.
“El joven amo me ha comunicado que le gustaría cerciorarse de que se encuentra en perfecto estado, por eso, le gustaría invitarla a tomar Té en la mansión Phantomhive”
Aprieto el teléfono, noto que los músculos se me tensan y me muerdo los labios. Intento mantener la calma bajo la atenta mirada de Noah, que como siempre, me mira burlesco.
“Claro”
Contesto, pensar en miles de excusas no me había servido para nada, había dado mi aprobación casi sin detenerme a calcularlo.
“¿Le parece bien esta tarde?”
Supongo que la agenda del Conde está un tanto apretada, la mía es modificable a mi gusto. De eso se solía encargar Noah.
“Claro, allí estaré”
El teléfono empieza a pitar, no hay señal, han colgado. Ahora lo pienso. ¿Qué demonios he hecho? Le he dicho que iría esa misma tarde y ni si quiera había consultado mi agenda.
“No se preocupe señorita, de eso ya me he encargado yo”
Cómo lo sabes, por desgracia, siempre adivinas lo que pasa por mi mente, gruño, eres demasiado perfecto.
“Si me permite, me gustaría recomendarle el vestido azul marino, estoy seguro de que será del gusto del señor Phantomhive”
Golpeo la mesa del escritorio, me repatea, me molesta, él no debe decirme que debo o no hacer.
“Guárdate tus comentarios, Noah, nadie te ha preguntado”
Ríes, ¿Por qué demonios te ríes? No quiero que te rías, sales y yo te persigo, lo sabes y por eso vas despacio. Dejas que yo te siga. No me llevas a ninguna parte. ¿Te parece divertido jugar al gato y al ratón? De pronto te paras. Me abrumas. Te giras. ¿De donde has sacado el vestido que llevas en las manos?
“La joven ama, ¿se lo pondrá ahora o luego?”
Cojo el vestido bruscamente, ¿Tanta gracia te hace verme enfadada?
“Cállate”
Me sonrojo, hago una bola con el vestido y se lo lanzo, lo coges. Claro que lo coges.
“¿Entonces se lo pondrá ahora?”
Decido que es mejor no seguir el juego, ya me vengaría, sabes que lo haré.
“Cállate y haz tu trabajo”
mañana le hare un mejor comentario que todo lo que dire hoy, no estoy enfocado
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