No puedo creerlo, ¿Cómo es posible? ¿Cómo puede mi querida ama endiñarme a este niño? Es más… ¿¡Cómo osa ese maldito demonio siquiera insinuar tocar su blanca piel!? Me repugna ¿No puedo matarlo joven ama? ¿Por qué le mira de esa manera?
Ah… maldito niño, todo es su culpa y por si fuera poco huele deliciosamente exquisito. ¿Está poniéndome a prueba, joven ama?
Las puertas pesan más que de costumbre, tal vez sea porque me siento frustrado. Me inclino solo porque vos me obligáis. Sois cruel, joven ama.
“Adelante, señor”
Le veo entrar y recorro mis labios con la lengua. No me malinterprete ama, no la estoy despreciando. Se para, mirando la habitación y yo cierro la puerta.
“¿Y esto es una sala de juegos?”
¡Qué despectivo! Le recuerdo que mi ama es fabricante de chocolate no de juguetes.
“Así es”
Sé que mi ama es especial, la sala de juegos se ve cubierta por estanterías y libros, muchos libros por todas partes.
“Más bien parece una biblioteca”
Me acerco cogiendo una silla, una de esas que tanto le gustan a la joven ama. Él cae sobre ella. ¡Empieza la diversión!
“Mi joven ama tienen un gusto especial”
Susurro, no parece muy cómodo, intenta levantarse pero mis manos agarran sus muñecas contra el reposa brazos de la silla. Siento sus músculos tensarse. ¿Está nervioso, Conde?
“No sea maleducado, Conde. Le estoy ofreciendo asiento, no lo rechace”
Me acerco lentamente hasta su oído, su perfume me inunda. No piense mal joven ama. Nunca la cambiaría por nada.
“Suéltame”
¡Qué autoritario! Pero debo disculparme porque no me intimida.
“No obedezco órdenes suyas”
Aprieto sus muñecas aún más contra la silla, quiero rompérselas. Es todo culpa suya.
“Sebas…”
Mi mano tapa su boca mientras intenta zafarse. No puedo permitirlo, entiéndalo. Él ahora está ocupado. No lo moleste con su absurda llamada de auxilio.
“Alejaos de Grace”
Debo decirlo, avisarle. Él es el culpable de todo. Sólo él. Siento sus dientes clavarse en mi mano y la aparto. No por dolor, por sorpresa. ¡Me ha mordido! ¡Qué desconsiderado!
“No…eres quién para decirme que es lo que tengo que hacer”
¡Qué gracioso es, Conde! No es una sugerencia.
“Si no me hacéis caso me veré obligado a tomar medidas”
Sonrío. ¿Cómo puedo hacerle sufrir, Conde? El dolor no es problema para usted. ¿No es así?
“Me gustaría ver eso”
¡Qué valiente e irónico, Conde!
“Siga acercándose a mi joven ama y la cabeza de su querida prometida rodará por el suelo”
De acuerdo, eso no ha sido muy sutil pero ha captado la idea ¿Verdad? Le tomo del cuello y aprieto ligeramente. Puede que sienta celos. Sí, ese maldito demonio se trae algo entre manos con mi señora y no puedo permitirlo. ¿Lo entiende?
“Usted es inteligente para comprenderlo ¿Verdad?”
Lo llamas y al instante te dejo caer. Abro la puerta para recibirle y me inclino. ¡No sabe cuánto lo odio! Es rápido y noto su mirada furiosa clavarse con la mía. ¡Saltan chispas! Pero entiéndalo, joven ama, nadie puede tocarla excepto yo.
Salen, parece que puedo confiar en que no vuelvan a aparecer por aquí. Su joven rival sabe a que se atiene.
“Sophie les acompañará hasta la salida”
Relego mi obligación en una simple sirvienta.
¡Maldito Sebastián! Puedo jurar que le mataré la próxima vez que se acerque a vos. Tal vez soy demasiado impulsivo pero… mi señora, usted es mía.
“Y nadie puede tocarla…”
simplemente excelente
ResponderEliminarya te dire el porque~