
Ahora ya no se ve el mar, pero a veces la veo allí mirando la lejanía, ya no se que espera. Un día me acerqué pero mi mano la atravesó, no la conseguí rozar me miró con sus ojos color esmeraldas sin pulir y ya no le ví mas allí, en aquella zona del valle encima de la colina mirando la lejanía esperando que volviera...
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