Capítulo 28: La otra perspectiva del cazador

Sin duda alguna era un demonio curioso, me llevo la taza de té a los labios y me pregunto cómo los humanos son capaces de beber esa porquería, sin embargo lo aguanto. No es el problema que tenía entre mis manos, tenía que estar pendiente de él y como enviado de Dios, cazarlo.

Era patético, un demonio enamorado, sin duda un espécimen curioso, me regodeo en la sensación de victoria que me embarga, no será la presa más difícil en capturar, y más si esos sentimientos tan mundanos le machacan hasta el punto en el que calculo.

Me levanto, observándole fijamente con una sonrisa en los labios, pobre y patético Noah Clearbell, aún no sabe a quién se enfrenta, y pensar que me he cruzado con él en varias ocasiones… Ah… si… estoy deseando sentir tu demoníaca sangre entre mis dedos cuando te corte la cabeza, mi espada lo está deseando.

Tomo la empuñadura y la acaricio, sabiendo que será lo que te matará en un futuro no muy lejano… lamo mis labios con la punta de la lengua, si…va a ser fácil…

“No te apresures”

Esa irritante voz en mi cabeza me habla de nuevo, qué manía con meterse en mis asuntos.

“Tú ya lo intentaste, Diane, y te equivocaste”

Por un rato la voz se calla y me deja en el más absoluto silencio, si… bello silencio… A veces no puedo creerme que esa cosa y yo seamos el mismo ente creado por el poderoso señor…

Es hora de partir, me están esperando, pero debo advertir que pronto Noah Clearbell caerá en mis manos y como consiguiente morirá.

Rió ante la idea, estoy deseando probar su sangre y verla derramar por su pecho desnudo, si… no hay mejor vista que un demonio torturado y a punto de morir… mejor vista que la de un humano traumado por las experiencias de la vida…

“Maravilloso”

Para mi desgracia no podré hacerlo ahora mismo, como ya he dicho me requieren en otros lugares pero esperaré… con paciencia a que caigas en mi trampa…

“Te estás excitando demasiado rápido”

Por Dios, no puede callarse, gruño y me peino los cabellos con los dedos. Realmente odio a Diane y a su maldita voz de pito resonando en el interior de mi cabeza y tomando el control de nuestro cuerpo cada vez que se le antoja.

“Cállate, zorra, nadie te ha preguntado”

Vuelve el silencio, bendito y sagrado silencio, si… es algo que amo… el silencio, es una de las razones por las que odio la tierra, no hay un lugar donde permanecer en la más absoluta calma sin que esta se rompa.

Observo el filo de mi espada relucir ante la luz del sol, me pregunto si ese inútil demonio habrá encontrado la ansiada tumba que buscaba. Sonrío de nuevo desenvainando la hoja con calma y la acaricio entre mis dedos enguantados, observando mi reflejo en ella. De torcida sonrisa y ojos violetas como su cabello, contrastando con la piel morena, con el ojo izquierdo tapado por el oscuro parche. Me río de mi propio reflejo. Volviendo a envainar el estoque.

“Pero no se preocupe, Noah Clearbell… Yo… Dorian Hunter, me encargaré de depositar su ultrajado cuerpo junto al de su amada…”