“Claro como el agua, pequeño pececito atrapado en una red”
Siento miedo, ¿Cómo había llegado a aquella situación?. Cierto era que había seguido el rastro del niño y la escena me hizo vomitar. Sangre, cómo no, sangre que se escapaba de sus entrañas a borbotones. Caí y lo vi.
Yo, Grace Sylvester, estoy atrapada en éste lugar desconocido, con éste hombre corpulento. ¿Qué pienso hacer? Me pregunto y fácilmente hallo la respuesta en sus manos. ¿Moriré? No podría, quiero gritar pero la gasa me impide emitir sonidos.
“Ah…No. No querida no llores, tú no eras mi objetivo”
Estoy asustada… Si, lo estoy y mucho. A penas pienso con claridad, quiero llamarlo. ¿Dónde demonios está Noah? Ya debería estar allí y el hombre corpulento chorreando en sangre. Pero estoy sola.
“Pero lo viste todo…”
Añade, yo me estremezco. Tal parece que disfruta de mi mirada temerosa. Odio, si, odio cruza mis entrañas y deseo que se pudra en el infierno.
Alza el cuchillo, y sonríe. Me repugna.
“No te preocupes, solo duele las diez primeras”
No está intentando tranquilizarme, quiere ponerme nerviosa, me obligo a relajarme. Pienso de nuevo en dónde diablos está Noah. ¿No iba a morir así? ¿Acaso no teníamos un pacto? Cierro los ojos, no moriré. ¿Verdad, Noah?
“Sebastián”
Oigo, mi respiración se acelera, no me atrevo a abrir los ojos. ¿Noah? ¿Eres tú? No, no es humano tampoco, pero no eres tú.
“¿Está bien?”
Qué voz tan aniñada, que aire tan puro mana de su ser, abro los ojos. Me impresionan sus orbes rojizos y penetrantes. Él sonríe y yo me tenso.
“Hemos llegado a tiempo, joven amo”
Las cuerdas caen, aún estoy aturdida y no entiendo qué pasa. ¿Dónde está Noah? Me sigo preguntando y el desconocido me ayuda a levantarme. No veo claramente, estoy algo mareada por la sangre que se respira.
“¿Cómo te llamas?”
Me pregunta, un niño, me pregunta un niño. Sonrío, no lo entiendo. Pero igual sonrío de satisfacción. No había muerto después de todo.
“Soy Grace, Grace Sylvester”
Murmuro, él sonríe de medio lado, parece tranquilo. Golpea el suelo con el bastón y vuelve a murmurar ese nombre Sebastián.
La calle pesa de tranquilidad y respiro profundamente, aún estaba algo mareada.
“Gracias. Me habéis salvado”
Pero internamente estoy maldiciendo al idiota de mi mayordomo. Busco con la mirada y ahí está, se acerca, sonriendo como siempre.
“No es así. Tu has aguantado el tiempo suficiente”
Qué niño más extraño, Noah se acerca y hace una ligera reverencia. Yo le fulmino con mi mirada de grises.
“Mi señora, doy gracias porque se encuentra en perfecto estado”
Dices, qué cínico eres Noah. No imaginas lo que me repugnas en este instante. Me tomas en brazos. ¿Peso tan poco como una pluma? No… es tu fuerza sobrehumana.
“No es gracias a ti”
Murmuro, tu sonríes ampliamente.
“Me complacería invitarles a un té, algún día, en agradecimiento”
Digo, el niño asiente y Noah, tú te das la vuelta y comienzas a caminar. Sigues hasta el carruaje que espera paciente nuestra llegada y me bajas. Yo, te golpeo. No puedo evitarlo.
“¿Dónde demonios estabas?”
Tú te encoges de hombros, cómo si te burlases de mi.
“No me llamó, joven ama”
Cierro los puños, siento mis mejillas arder y me siento impotente.
“Podría haber muerto”
Tú sonríes, sabías que aparecerían a tiempo ¿Verdad? Lo sabías desde el principio. Te maldigo en mi mente.
“Nunca haría nada que pusiese en peligro la vida de mi ama”
Entro en el carruaje y tú cierras la puerta, me cruzo de brazos. Miro por la ventanilla y cierro los ojos.
“Dejar hacer tu trabajo a otros no es propio de un mayordomo…”
El caballo empieza a galopar y yo abro mis ojos con decisión
“Noah, eres un mayordomo patético”
--------------------------------------------------------------------
Feliz año nuevo
un tanto interesante, un tanto predecible, un tanto de muchas cosas
ResponderEliminarme gusto el capi para iniciar el año