La lluvia de estrellas hacía brillar un campo ensangrentado en una batalla acabada.
Miró al cielo y desgarrando una garganta marchita gritó para mitigar un dolor intenso, se había ido para siempre y había sido por ella. Nunca se perdonaría su perdida, y fue eso lo que la hizo perder el poco control que le quedaba sobre su mente.
Arrancó la hierba enrojecida, y gritó varias veces al cielo mientras agarraba con fuerza un cuerpo pálido, sin vida.
La lluvia de estrellas le daba la despedida...
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